martes, 31 de julio de 2007

B.P.A.

A Martín Reátegui




Habíamos caminado muchas horas hasta ubicar el letrero salvador en aquel partido político: “MENU A UN SOL”.
Hace meses que murió Daphne, mi mujer y desde ese momento mi vida se vio destrozada de un zarpazo; la maldita costumbre de tomar trago todas las noches con el pretexto de olvidarla sólo fue destruyendo aún más mi vida.
Manejaba motocarro, pero desde que estrellé uno, ya nadie confía en mí. Ando ahora todo el día buscando trabajo de lo que sea, porque mis suegros ya no me quieren apoyar; sobretodo con mi hijito, el Sebastián, que tiene seis añitos. Salgo con él, todo el día; el pobrecito camina mucho, se cansa mi bebito, pero… ¡qué puta puedo hacer!, nadie me quiere dar trabajo. A veces cuido motos, pero es esporádico y los chibolos lo acaparan todo y no tengo ni fuerzas para pelearme con ellos.

¿Saben?, tengo muchos proyectos para el Shebuco; quiero que sea profesor como su mamá, o ingeniero, como lo fue mi viejito que en paz descanse, o algo más alucinante, como doctor…Sí… un gran doctor, de esos con consultorio bien elegante en la Próspero, con una enfermera bonita con cuerpo de vedette… Un doctor… Que me pueda curar esta diabetes que me está destruyendo la pierna. Ahora Sebastiancito come, y tiene mucha hambre; yo también, pero que coma él, yo ya veré qué como después, no va a faltar una moneda salvadora que alivie mi hambruna… “Come hijito… papito está a tu lado… mira que nos toca caminar otro tantito… ¿ya pajarito?; allá en Belén una señora me va a dar chamba, voy a limpiar su casa cada fin de semana, cultivar su jardín y botar toda su basura, y con esa platita voy a comprarte tu ropita, no tan cara pero bonita… ¿de power ranger?... vamos a ver… pero eso sí, nada de juguetes, eso sólo sirven para entretener a los niños platudos.”

Ya terminó de comer; la carita sucia con restos de comida y polvo de la calle, y la satisfacción por el rico menú del B.P.A. No simpatizo con este grupo político ni con su líder, pero el menú está bueno… Porque al final, todos los políticos son iguales: el discurso, las promesas, la sonrisa para las cámaras y los abracitos por las calles, los votos y al final, todos en el poder, engordando y sufriendo amnesia colectiva, y los pobres seguimos iguales… o peor; como parte de una estadística que lucen como prioridad en su plan de gobierno, con su lucha para erradicar la pobreza, en conferencia de prensa acompañados de guapas anfitrionas y vasos llenos de güisqui…. “Vamos llullito… nada más real y amargo que nuestros pasos por estas calles, escena de nuestra realidad que a diario nos muestra su rostro más cruel.”



Iquitos, 2004

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