martes, 31 de julio de 2007

HOLLYWOOD

A Jhonny Guerra Lamas… mi demonillo


La casa. El hogar. Las paredes corroídas por la humedad: verdosidad en medio del rosa pálido, al costado del refrigerador con curichis de a cincuenta céntimos.

La casa. El hogar. Mi habitación. En el segundo piso, un montón de tablas organizadas en forma de paredes, un techo de calaminas de segunda y el afiche del ino moxo que se moja con cada lluvia.

La casa. El hogar. Mi habitación… ¡ya no están! Sepultado bajo las sacas de cemento, baldes de arena, ladrillos y albañiles artecidas que erigen, donde era mi templo, mi estudio, mi casa, mi hogar, mi habitación, la casa para mi hermana, mi enemiga, mi dolor eterno… ¿A dónde voy?... ¿dónde ocultar mi dolor, mi llanto?... ¿dónde descanso mientras hadas y duendes me cuentan, como cada noche, cuentos de amor homofílico?... ¿dónde escribo mis proyecciones emocionales en 3D y confesiones con tendencia a la neurosis, con inevitable estilo surrealista?... ¿dónde reflexiono sobre mi futuro visto desde el pasado, mientras el presente camina con zapatos de plomo?... ¿dónde amar a mi pequeño demonillo, con calzoncillo rojo y tatuaje temporal en la espalda?... ¿dónde si no es en mi hogar? No… ya no tengo casa, hogar, habitación; ya no tengo madre, hermana, sobrino; sólo hay un silencio cómplice con el gozo ajeno, una sonrisa fingida con la agonía, el abrazo desinfectado con la formalidad y el qué dirán… sólo estoy… solo…solo…sentado al lado de la mesa de esta disco bar, bebiendo mi pasado, mezclado con licor.

 
AL PEQUEÑO DEMONILLO

Me esperas sentado en el balaustre del bulevar mientras te fumas un caribe que alguien te invitó; mochila a la espalda, la gorra y su visera doblada, la sonrisa y el ¡uhhh! cuando me ves llegar. Me abrazas emocionado… ¡Carajo…qué bueno! Tu delgado cuerpo, cubierto con esos polos flojos y los pantalones tipo chavo, son mi poesía con olor a jabón de lavar.

Tomamos cebada de dos por cincuenta, y caminamos lentamente por el bulevar, comiendo las canchitas dulce y salada… “¿vamos al hollywood? Tu sonrisa y esa mirada que me turba y me convence.

Cogemos un motocarro y directo a tu discoteca favorita, mi demonillo alado, pirañón regenerado, cabello lacio, honguito, garañón, gritón y peleador… y mi amante feroz.
“Tengo algo de dinero; alcanzará para dos jarras de cola de mono”. Ubicamos una mesa con dos sillas, cerca al ventilador. Luego de ubicarnos bien bailamos, primero avergonzado yo y luego con desenfado; los vallenatos apegaditos, sí señor, aquí todos lo hacen, aún para armar el chongo; yo me apego a ti, beso tu cuello lleno de vellitos, mientras imagino una escena de novela mejicana… “¡la usurpadora!”, dice el animador, mientras observa a una chivita que mostraba a los muchachos la tanga puesta bajo su pantalón azul marino con el que va a trabajar de profesor en el colegio de la túpac; yo sigo bailando a tu estilo ese vallenato que habla de la historia de un padre que después de veinte años, conoce a su hijo en la cárcel.
Nos sentamos a tomar la colita de mono justo cuando “el perreo” alborotaba a todos en la disco, donde mi primo, gay solapa, pero con tendencia a puta, la hacía linda en el escenario, junto a la “animadora”, Danny Montalbán, locutor de radio otorongo F.M. con su secuencia de “chismes de la farándula”… ¡carajo!... ¡¿qué farándula hay en esta puta chacra llamada Iquitos?!; felizmente soy anónimo, desconocido y hasta me atrevo a robarle un beso esquivo a mi bb, a mi Rony… (Así se llama).
La noche avanza, con cigarrillos entre los dedos, tratando de conversar a gritos, en medio del bullicio, la gran cantidad de bailarines y el constante ir y venir de cuerpos sudorosos, cargados de alcohol, ritmo y morbo.
Sigue el baile, llega el reggae y te luces con tus pasitos y saltitos… y con la mochila siempre a la espalda; a veces te pones a bailar solo, y ahí entre la penumbra, iluminado levemente por los láser y las luces de colores; bailas y te desvaneces entre otros chicos que con los brazos en alto, haciendo señas con los dedos, se entregan al frenesí del sonido.
Sigo bebiendo. Observo. Pienso.
Un muchachito se acerca a mi mesa; está algo mareadito, sudadito y guapito… pero no estoy para compartir (al menos no esta noche). Se retira riéndose, mordiéndose el labio inferior y cogiéndose el sexo.
Sigo bebiendo y a lo lejos mi Rony querido sigue con su baile demencial, alzo la mano y lo llamo para estar juntos, pero la música lo secuestró… al final me bebí prácticamente solo las dos jarras.
Tres de la mañana.
Cuando ya todos se iban retirando del lugar, nos tocó fugarnos a mi cuarto de veinte soles semanales… “anda a tu casa. Toma para tu motocarro, tu mamá se va a preocupar”…
“no pasa nada manchita, no va a decir nada mi viejita… quiero jatear contigo”.
No había nada más que decir.
A las tres y media nos bañamos juntos y a los cuatro: frescos, renovados y muy sinceros, nos amamos mucho hasta que el sueño acabó con esta historia.
 

DESCRIBO TU CUERPO A COLORES

(Párate en mi cama… pero no pises mis papeles carajo… sácate la ropa… el calzoncillo no huevón, sólo quiero hacer una poesía… sexo no… hoy no, ¿Ok. Baby?

 
Palidez que se pierde entre mis sábanas,
en tus piernas escribo un verso visual
de tu flacidez propicio un verso oral
esquema de voces silenciadas en mi boca…
ritmo… las ondulaciones de tu cuerpo
ascienden hacia el espacio de los pensamientos;
sacude tu cuerpo, sudor nocturno,
torso de marfil, vientre de seda,
invita tu cintura a una lasciva caricia,
al recorrido de tu anatomía sin madurar.

(¡Ya… te puedes largar!)

 
LLANTO AL AMANECER

Habías decidido terminar nuestra relación, luego de muchos meses ser mi enamorado, y bailar conmigo, sólo conmigo, las lambadas de explosión… sí Rony, sí, y sabes muy bien que como yo, Katiuska Miluska nadie más baila, ninguna de esas rangachas amigas tuyas baila mejor que yo, pero… decidiste terminar conmigo, porque tu amigo el “boquichico” me sacó a bailar un vallenato… ¡qué pendejo que eres!... ¿y cuando bailaste con la Mayra ese techno yo que chucha te he dicho?... ¡ni mierda!; pero tú sí puedes bailar con esa posheca con cara de fumona que aún no termina su primaria… ¡bien burra la Mayra!... sí, la conozco demasiado bien para hablar de ella, pero no me importa, si quieres termina conmigo, me importan más mis estudios, además ya voy a quinto papito y tú estás dando pena en tercer año ahí en el clavero; pero… te he querido… no voy a negarlo; al menos sabes chapar: despacito, como queriendo decirme algo… en silencio… con cuidado… bailando muy apegaditos aquí en el Hollywood, lejos de esa mancha de tus amigos haciendo la chancha para la jarra de trago; nosotros con nuestras coca colitas bien heladas.
Sé que tus amigos siempre han querido separarnos, porque ya no paras con ellos cuando venimos a discotequear, y no porque te tengan cariño, sino porque los misios esos esperan, desde siempre, que mandes los tragos; por eso te extrañan y me odian.
Sé que por eso quieres terminar conmigo… no… ni quieras llorar Rony, tus patas te van a ver y te van a joder de chivito; si quieres déjame aquí solita, en la mesa y ya no me estés abrazando porque seré yo la que va a llorar… claro que te quiero, pero si quieres terminar conmigo por una huevada, hazlo… qué voy a hacer.
Voy a agarrar mi motocarro para ir a mi casa… no Rony, tengo plata; sol cincuenta me van a cobrar, además no es tarde… me iré y no me volverás a ver, ni en el bulevar porque no voy a volver a salir, y mejor me voy yendo porque mi mamita está enferma y tengo que cuidarla.
Chau Rony… si quieres me despides de tus amigos… te voy a extrañar.

 
MADRE

Esperaba en la puerta del colegio para llevar a mi hija a casa, por la tarde, antes que anochezca. La tarde de hoy, lluviosa, había humedecido mi enfermo cuerpo y la fiebre me tenía temblando, pero... ¿quién iba a recoger a mi hijita?; su papito ya no está con nosotros y solitas las dos en casa, salimos adelante: ella, siendo una buena estudiante, y yo, lavando ropa, mucha ropa ajena.
Desde ayer estoy mal, esta fiebre que me quiere tumbar, pero no señor, yo soy más fuerte y puedo seguir con mi vida. Tomé un tesito caliente temprano y para venir me puse esta chompita roja de lana que le gusta abrazar a mi Katty porque huele a su papito; sí, aún huele a mi cholo, a mi Carlos; ahora está empapada y yo con el cuerpo adolorido; el auxiliar dice que falta poco para que toquen el timbre anunciando la salida y yo sigo esperando, con esta demencial lluvia que golpea con sus inclementes gotas. Me sube la fiebre y nadie abre la puerta… no importa, después me froto con mentol número 2 y me tomo otro tesito caliente y me sano… pero a mi hijita la tengo que recoger… ¿quién más sino yo?

 
RONY BOY

Descanso. El entablado acomoda mi espalda mientras el vaivén de las aguas arrulla mis pensamientos… la brisa fresca del río y el ronronear de los motores peque-peque me acompañan. Papá está afuera reparando el viejo bote, mientras que mamá vende aguaje arriba en la esquina; mi hermana cuida a Sebastián, el último de nosotros y yo, descanso ya que por la mañana salí con el abuelo a pescar. El descansa en la hamaca.
Tac, tac, tac. El martillo y el cincel abriendo un surco en la parte baja del bote; mi hermana busca sus piojos al Shebuco, mientras él come su pan rosca; tiene seis años y le encanta el pan rosca; yo lo como con el mingado de arroz, para ir a latear para el burdelbar (así lo llama mi pata Fartolino).
Dos de mis amigos hacen de estatuas humanas; la gente se vacila con el espectáculo que realizan los fines de semana; luego con ellos y otros amigos nos vamos a vacilarnos al Hollywood, una discoteca full ambiente donde mayormente somos chibolos; están los rayados, los maleados, pero zanahorias los de mi grupo pues. Ahora que me acuerdo tengo que sacar mi boleta; mi viejo quiere que sirva en el ejército como él, para así reengancharme a una especialidad; él sabe armar botes, soldadura, mecánica creo… yo no quiero servir a la patria, te sacan la mierda esos huevones y por las puras… mejor voy a aprender a manejar motocarro, pero primero mis documentos, ¿no?...¡¡¡uuhhh…!!!
Estoy tercero de secundaria en el clavero, tengo mi flaquita en cuarto, Katty se llama la majadera; es achinadita, rico cuerpito tiene, y se pone sus jeans a la cadera cuando va a una fiesta. Ya van tres domingos al Hollywood conmigo (claro, el domingo es gratis…¡¡¡uuhhh…!!!) y bacán baila la lambada; yo no manchita, soy un tablón bailando, pero ahí la hago ¿no?...pero eso sí, bailando reggaetón nadie me gana... Pucha, ya me arreché pensando en la Katty y hace dos meses que no pasa nada con el rico sexo.
Ya son las cinco creo.
Hoy comenzaron las clases pero mañana recién voy a ir; mi papá ya terminó su chamba y prendió la luz de nuestra balsa… yo sigo de sueño, pero mejor me levanto antes que sienta un patadón… ¡la cagada es mi viejo!
La gente está en la plazuelita. Me baño y subo a ver a mis patas. Hay ahí arriba un patita de lentes, medio pelado, con un tatuaje en su frente que mira hacia aquí y toma nota… ¿qué escribirá?
 

Iquitos 05 de abril del 2004
05:30 p.m.

OJOS QUE NO VEN

Para Paula Díaz.


Inicio el retrato solicitado por la señora cincuentona de cabellera oxigenada y mucho rimel en las pestañas; la señora se acomoda en la silla de madera de la plaza mientras yo, lápiz en mano, el tablero con la cartulina y el trozo de papel higiénico, le rindo homenaje al arte y sus necesidades.

- Joven, tengo unos ojos bellos; hágalos bonitos ¿eh?
- No se preocupe señora… soy bueno con mi trabajo.

Los trazos del lápiz perfilando las líneas del rostro y la textura del cabello, el papel con el polvillo del lápiz torneando: volumen, textura y nada de papada.

- ¿Sabe joven?; soy viuda, hace tres años murió mi esposo y le voy a encargar su retrato… claro, primero quiero ver cómo sale el mío, y ahí hablamos pues.
- No se preocupe señora, mi deber es resaltar esa belleza que usted tiene… y bueno, es Ud. una cliente.

Diez minutos, los dedos negros por el polvo del grafito, el retrato y un fondo difuminado, los ojos con una inusual intensidad y con la misma cantidad de rimel, y al extremo inferior izquierdo la firma… el valor agregado.

- Ahí tiene su retrato - con la limpieza que se precisa.

No supe que sucedió. Me pegué un gran susto. Dudé de la calidad de mi trabajo (algo que no hago hace mucho tiempo). Acaso la falté el respeto. La señora, mirando el retrato se puso a llorar. Luego, se secó las negras y traicioneras lágrimas con un pedazo de papel higiénico que logré alcanzarla muy anonadado e inmediatamente me sacó de mi aturdida y conmocionada mirada.

- No se asuste joven, el dibujo es excelente, pero hay un detalle que me intriga.
- Dígame señora – respondí confuso.
- ¿Conoció a mi difunto esposo? – Ahora más intrigado que antes.
- No señora, es más, a usted la acabo de conocer... ¿porqué me pregunta eso?
- Porque…los ojos… no lo puedo creer.
- Mire señora, le aseguro que me esmeré mucho en los ojos; debo reconocerlo.
- Sí, lo sé…puedo percatarme de eso, pero… los ojos… los… ojos…son los de… ¡esposo!

Me atoré con algún comentario adicional e innecesario; balbuceé algo incomprensible y dije, al final:

- Es un reflejo, un deseo, un recuerdo… no sé, usted lleva la mirada de su esposo; un día antes de su muerte la contempló; se miraron… algo se definió…no sé…
- Puede ser hijo… bueno, discúlpame…soy muy emotiva. Toma tus diez soles, mañana te traigo la foto de mi Pablito…mi esposo que, olvidé decirle, perdió la vista tres años antes de morir.

La señora cincuentona, de grande ojos negros y muy maquillados, de anchas caderas y cabello oxigenado, se sube a un motocarro y parte con rumbo desconocido. Me quedo con los retratos que el policía municipal se los quiere llevar, el lápiz en la mano y con la sensación de impotencia… pude haber hecho más.


Iquitos 13 de octubre del 2005
09:09 p.m.

EL HOMBRE QUE SE ESCONDIÓ DE SU SOMBRA

A Maritza Ramírez
 
La mañana lo encontró entrelazando sus obligaciones con hilos de colores, el polo envejecido mantiene aún su etiqueta. Taza humeante de café y la melodía radial desde una silla de mimbre en el comedor.

Ocho de la mañana. Hora de partir. El hombre y su obligación monta su bicicleta y raudo, veloz recorre las calles de su ciudad, escupiendo en cada esquina un proyecto artístico sin presupuesto. Sigue pedaleando, llega al Km. 9 de la carretera a Nauta, y una gran nube de polvo lo envuelve: un gran remolino de arena lo eleva con bicicleta y ésta se convierte en hermoso caballo con brillante pelaje negro y enormes alas. Al hombre se le cae de las manos su larga y colorida trenza de obligaciones; cae lenta, moribunda sobre el cementerio del sector y ahí perece: silente, ajena, perversa.

Es un largo y acelerado vuelo.

De un vistazo la ciudad y sus desordenes.

Desde arriba las autoridades y sus delitos; los delincuentes y su autoridad; la pobreza y su silencio, y al lado el plato de aluminio vacío, una cuchara sucia y la vieja guitarra sin la cuarta cuerda, con el calcomanía del “che” Guevara, pegada en ella.

Baja el hombre sin obligaciones con el caballo negro, el mismo que al tocar el suelo se vuelve a convertirse en la retadora bicicleta, la urbana, la ufana, la del asiento flojo y cambios trabados.




 
- ¿Y cuándo es que se escondió de su sombra?
- Cuando terminó de escribir esta historia.

 
Iquitos 09 de octubre del 2005
11:50 p.m.

B.P.A.

A Martín Reátegui




Habíamos caminado muchas horas hasta ubicar el letrero salvador en aquel partido político: “MENU A UN SOL”.
Hace meses que murió Daphne, mi mujer y desde ese momento mi vida se vio destrozada de un zarpazo; la maldita costumbre de tomar trago todas las noches con el pretexto de olvidarla sólo fue destruyendo aún más mi vida.
Manejaba motocarro, pero desde que estrellé uno, ya nadie confía en mí. Ando ahora todo el día buscando trabajo de lo que sea, porque mis suegros ya no me quieren apoyar; sobretodo con mi hijito, el Sebastián, que tiene seis añitos. Salgo con él, todo el día; el pobrecito camina mucho, se cansa mi bebito, pero… ¡qué puta puedo hacer!, nadie me quiere dar trabajo. A veces cuido motos, pero es esporádico y los chibolos lo acaparan todo y no tengo ni fuerzas para pelearme con ellos.

¿Saben?, tengo muchos proyectos para el Shebuco; quiero que sea profesor como su mamá, o ingeniero, como lo fue mi viejito que en paz descanse, o algo más alucinante, como doctor…Sí… un gran doctor, de esos con consultorio bien elegante en la Próspero, con una enfermera bonita con cuerpo de vedette… Un doctor… Que me pueda curar esta diabetes que me está destruyendo la pierna. Ahora Sebastiancito come, y tiene mucha hambre; yo también, pero que coma él, yo ya veré qué como después, no va a faltar una moneda salvadora que alivie mi hambruna… “Come hijito… papito está a tu lado… mira que nos toca caminar otro tantito… ¿ya pajarito?; allá en Belén una señora me va a dar chamba, voy a limpiar su casa cada fin de semana, cultivar su jardín y botar toda su basura, y con esa platita voy a comprarte tu ropita, no tan cara pero bonita… ¿de power ranger?... vamos a ver… pero eso sí, nada de juguetes, eso sólo sirven para entretener a los niños platudos.”

Ya terminó de comer; la carita sucia con restos de comida y polvo de la calle, y la satisfacción por el rico menú del B.P.A. No simpatizo con este grupo político ni con su líder, pero el menú está bueno… Porque al final, todos los políticos son iguales: el discurso, las promesas, la sonrisa para las cámaras y los abracitos por las calles, los votos y al final, todos en el poder, engordando y sufriendo amnesia colectiva, y los pobres seguimos iguales… o peor; como parte de una estadística que lucen como prioridad en su plan de gobierno, con su lucha para erradicar la pobreza, en conferencia de prensa acompañados de guapas anfitrionas y vasos llenos de güisqui…. “Vamos llullito… nada más real y amargo que nuestros pasos por estas calles, escena de nuestra realidad que a diario nos muestra su rostro más cruel.”



Iquitos, 2004

EL VECINO DE AL LADO

Hola, ya me conoce, alguna vez habrá escuchado mi voz; mis gritos o mis risotadas, mis cantos o mis llantos... sí, soy el vecino de al lado, el chibolo como acostumbra llamarme, el hijito de mamá, el colegial y otros tantos términos que acostumbra usar cuando comenta de mí... ¿que cómo sé?...un pajarillo me cuenta...sólo eso.
Siempre quise conversar con usted, mamá me dice que es bueno conversar con personas mayores porque nos enseñan muchas cosas que no están a nuestro alcance el comprenderlas; así es mi madre, se preocupa mucho por mí, me quiere mucho, demasiado diría yo, hasta me recoge del colegio; creo que a mis 14 años ya puedo hacer algunas cosas por mi propia cuenta,¿no?, pero bueno, es la única persona que tengo, y a mi hermanito de tres años; desde que papá nos abandonó estamos mudándonos siempre, éste es el departamento número quince que ocupamos; aún recuerdo aquella casota que papá tenía con nosotros...¿qué fue de la casa?... la perdió en el juego de casino...¿Y qué pasó con él?... se perdió para siempre en el juego de casino; ahora mi mamá cose ropa, mucha ropa; hay veces que se queda dormida sobre su máquina de coser y la dejo ahí, no la despierto para nada pues cose todo el día; la semana pasada se enfermó, estuvo tres días en el seguro social; ahora la veo mejor, pero tiene que trabajar; yo en las tardes le ayudo barriendo la sala, cuidando a mi hermanito y calentando la cena. A eso de las seis escucho desde su departamento música muy chévere... a mí también me gusta queen... bacán es el Freddie Mercury.
Llegué a ver en algún momento alguno de sus cuadros, como el que está en la entrada, junto al cuarto de la administradora, la frentona Petronila; la amargada, la cobradora. A mi mamá le gusta ese cuadro, dice que cuando tenga plata le va a comprar uno parecido a ese; mi mamá tiene la misma edad que usted y me cuenta que seguían en el mismo colegio... ¡Qué loco!, y ¡qué chico que es el mundo...!
¿Puedo pasar?... Gracias. ¿Qué bonita habitación tiene usted!.. Y...vive solo.
Como le iba diciendo, mi mamá dice conocerle, pero en ese entonces usted hacía graffiti en las paredes del colegio y tenía los ojos rojos todo el día; por eso siempre dice le sacaban del colegio; yo no me porto mal, siempre me he portado bien, en este bimestre me saqué 17 en conducta; nunca voy con la camisa afuera del pantalón y no juego peloteada... es tan sucio el juego en todo sentido.
¿Puedo sentarme a su lado?... Gracias. Tiene las piernas velludas; cuando tenga su edad supongo que las tendré así... Toque las mías... ni de muestra... ja, ja, ja... no... Por ahí tengo cosquillas...
Mamá era muy buena alumna, tiene hasta ahora sus diplomas y fotos abrazando a la directora, la que tiene un enorme lunar en la frente; yo tengo tres diplomas, uno por año; espero seguir sacando mejores notas y ocupar el primer lugar a nivel de colegio para ingresar fácil a medicina.
Hace calor, ¿no?; yo también me sacaré el polo... sí, soy flaco y pálido... gracias, mi mamá me dice lo mismo de la suavidad de mi piel... sus bigotes me pican mi espalda... ja, ja, ja... ¡me dan cosquillas!; ¿me echo?... como quiera.
Me gustaría ser doctor para poder curarle a mi mamá cada vez que se enferma; así ahorramos dinero y la tendría a mi lado sana y por siempre; mi papá era veterinario, le gustaban mucho los animales, disfrutaba verlo curando a esos perros de raza que llevaban a casa; un día el señor Zagaceta llevó a una perra siberiana a punto de dar a luz; el parto fue complicado, pero al final los perritos nacieron... ¡Qué bonitos eran...!, peluchitos parecían, y uno me gustó de sobremanera, pues tenía los ojos de su madre. El señor Zagaceta me regaló ese perrito... ¡Qué bacán..!. Lo crié con mucho cariño, hasta que una tarde, por culpa de la empleada, salió por la puerta que dejó abierta, y el camión de gaseosas lo partió... sí, me da pena cada vez que me acuerdo... No, no me molesta que me abrace... me recuerda a mi papá usted... sí, me besaba en la mejilla... no, en mi boca no... Bueno, cuando era más chiquito... así, pero no tan húmedo... me siguen picando sus bigotes... ¿no se afeita usted?... cuando me crezcan me los voy a dejar, como los de Freddie Mercury.
Sigue el calor... ¿Qué me saque el pantalón?... ¿no le molesta?... está bien... ¡Qué roche...!, estoy sin calzoncillo... bueno, tiene razón, estamos entre hombres... no hay que tener vergüenza.
Desde aquella vez no he tenido más mascotas, no quería saber nada de perros, ni de gatos, por eso me regalaron mi bicicleta de carrera; tenía 10 años y estudiaba en el San Agustín; paseaba con mis amigos en la villa militar, donde vivían; nosotros vivíamos en la esquina de callao con pevas... ahí era mi casa... ¿Sabe dar masajes?, en el club donde jugaba fulbito nuestro entrenador Esaúl Miranda luego del partido y de la ducha nos daba masajes todo el cuerpo, sobretodo los glúteos, porque son los músculos que trabajan más... Así, en forma circular... no, a veces nos besaba, no sé por qué... sus bigotes otra vez...¡No, por ahí no!, es sucio por ahí... me siento extraño... como quiera, siga si quiere... si quiere... si...quiere...¿Qué hace?...¿por qué me echa cremita ahí?...¿para el dolor?... a mi no me duele... ¿qué me va a doler?...¡qué pene tan grande!...¿me lo va a meter?... no me vaya hacer doler...por favor... no...no...¡noooo!...¡Ahhhhh...!.

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Buenas... creo que me conoce...vivo en el departamento de al lado; soy Christian... 16 años...Sí... ¿Qué pase?...Gracias... Con permiso.
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EL VECINO DE AL LADO

creo que es un cuento interesante, incluso un monólogo para teatro fácil de escenificar. Sin ese grito agónico al final, cuando es penetrado por el cliente de turno, sonaría más normal, más cotidiano, más terriblemente realista. El grito le da un carácter teatral, falso, exagerado, por más que se refiera solo al dolor natural de la penetración. De otro lado, es una muestra muy realista de la prostitución homosexual masculina, adolescente, que no recuerdo haber leído en ningún lado.Una mezcla de inocencia con perversión, naturalidad con escándalo, que sin duda golpea nuestra expectación como lectores. Creo que esta línea de tu narrativa puede enriquecerse si le das un carácter mas cotidiano, como si fuera algo que se da todos los días, pues justo por esa naturalidad sonaría terriblemente monstruoso.

(Ricardo Virhuez)

EL RELOJ


Era una costumbre, era un hábito que mentalmente detestaba pero orgánicamente disfrutaba. Esa precisión para despertarme a las 10 de la mañana y los reclamos de mi madre: "eres un haragán", "yo ya no estoy para mantener a nadie", "ya no tienes desayuno", no pasaban de ser un libreto que se repetía día a día, sin emoción de por medio.

Nueve y treinta de la mañana. Reloj de manecillas. Reloj sobre el librero. Librero pegado a la pared. Pared que me separa de la habitación de Pepe Lucho, un vecinito precioso con ojos de osito dormilón. El vallenato suena en la radio del vecino, me masturbo pensando en Pepe Lucho. Agitación. Convulsión. Mano derecha húmeda por el dorso. Polo sucio limpiando el dorso de la mano. Se apaga la radio, se hace un silencio extraño... “me parece bien, así descanso un poco más”. Nueve de la mañana... “¿Qué?”; me pongo los lentes... “¡Quién lo manda ser a uno astigmático!”... Cama y yo... Yo y la cama. Cubro mi cara con la sábana y me coge un sueño profundo... muy profundo.
Despierto. Seis de la mañana. Lentes. Seis de la mañana. “¿He dormido un día entero?”. Me levanto. Silencio. Todos duermen. Me regreso a mi cuarto, prendo la luz y la radio; no capta ninguna señal; miro el reloj: ¡La manecilla del segundero gira en dirección contraria!... ¿Qué pasa...? Abro la puerta de la calle, y toda la escena que veo me impresiona, como si se tratara de un video visto en reversa: la gente camina hacia atrás, las motos marchan de igual manera, algunas hojas saltan hacia el árbol a prenderse de sus ramas, los gallinazos vuelan al revés, el gatito devuelve de su boca un pedazo de carne mientras la vecina guarda, muy cómicamente, su jarra con frutas picadas, licuadora, vasos, pan con huevo, servilletas y mesa. Nadie me ve, ya está oscureciendo, voy a ver el reloj: cinco y treinta.
Vuelvo rápidamente a la calle; ahora todos duermen, todo está en silencio; quiero gritar… no me atrevo, pues esta visión me asusta y me fascina al mismo tiempo. La puerta del vecino se abre y sale un asustado Pepe Lucho que me mira con mil interrogantes y muchas gotas de sudor corriéndole el rostro. Me acerco, nos abrazamos y luego de un tierno beso hacemos el amor en la oscuridad de su vereda. Nos despedimos y no nos queda otra que ir a dormir… Definitivamente algo pasa; tal vez, al despertar, así sea como un adolescente promiscuo o un deteriorado anciano, sepa toda la verdad. Cierro la puerta de la casa. La de mi cuarto. Tres y cuarenta de la mañana. Apago la luz. Me echo. Pienso… Pienso… duermo.


Me despierto bruscamente. Lentes. Nueve y treinta de la mañana. Manecillas girando en correcta dirección. Luz en la habitación. Abro la puerta. Todo en movimiento coherente. “Buenos días mami”… “Eres un haragán”… “yo ya no estoy para mantener a nadie”… “ya no tienes desayuno”… Me alegro; todo está normal. Todo fue un sueño, un extrañamente agradable y placentero sueño. Salgo a la calle en el preciso instante que de la casa del vecino… ¡salgo yo!... ¿¡qué!?... Aquel clon, aquella copia se me acerca, sus ojos son extraños, intensos, penetrantes; me coge de los hombros y con voz intensa, casi íntima, dice: “Los deseos siempre se convierten en realidad; había deseado tanto tenerte; han sido noches de represivos sueños, de deseos, de odios reprimidos… ¡Al fin juntos, amor mío!... ¡Al fin cerca…¡Tan cerca…!!... Fue genial lo de anoche… Búscame, no hay problema, estoy dispuesto para ti en cualquier momento; nuestro destino es estar juntos… ¡para siempre!”.
No lo podía entender… absolutamente. Era un zombie camino a mi habitación; me desnudo para darme un baño y algo me hace ir en busca del espejo en la parte interior del closet…
¡Soy Pepe Lucho!… ¡¡Soy PEPE LUCHO…!!

LA RADIO



…”Ya son las doce con veinticinco minutos aquí en Radio Centella, y tú, que no deseas dormir aún y quieres pasar una noche interesante conmigo, lo puedes hacer llamando al 224008… tu música romántica, tu música inolvidable, aquí en ¡Kiss me!”

El colchón en el suelo, dos inciensos clavados en un trozo de tecnopor se consumen lentamente, dejando la habitación con un aroma a recuerdo… con un aroma a misterio… con un aroma… ¡más agradable!; claro, acabo de defecar y como el pasillo de la quinta está oscuro, y mi habitación está cerca a la temible huerta, no tengo ni la más mínima intención de abrir la puerta… tengo miedo pues… ¡Qué cosa…! además es mi olor… mi nauseabundo y personal olor. Mi radito… Al final, no estoy solo. Creo que voy a dormir, me muero de sueño… apagaré la luz.

“Esa fue la voz encantadora del indiscutible príncipe de la canción romántica, José José y su éxito: “gavilán o paloma”. Ya son las doce con treinta y tú amigo, tú amiguita que sufres de insomnio o tienes algún trabajito pendiente del instituto, del colegio, estoy esperando tu llamada telefónica para conversar contigo, para que no te sientas solo o sola… Esto es ¡Kiss me!”

¡Otro tema de esos antiguos…! quiero a Enrique Iglesias, cantante de moda, simpático como yo… y hasta Enrique me llamo, pero no Iglesias, Enrique Alvarado nomás, 16 años, 40 calzo, y tengo un cuerpo blanco, durito, y un potito que ya quisieran muchos…y muchas. Soy Enrique y vivo solo, trabajo en una fotocopiadora, y así sobrevivo; ya cumplo 17 este año, y…estoy sin pareja; he tratado de buscar alguna cibernovia, algún pichoculo por Internet, pero las putas que he conocido por el Chat son recontrarománticas, arrechas por el matrimonio y la casa propia; bueno, ninguna me interesó, yo lo que quiero es tirarme alguna cojuda…aunque casi todas son falsas, monses…Al menos no estoy solo…tengo mi cabrito para consolarme…pero, definitivamente, no es igual.

“El amor, este sublime sentimiento que inspira las más bellas canciones como ésta. Bueno, a marcar el 224008; vamos ya a contactarnos en esta noche inolvidable…Tú amigo, tú que sufres por amor, no te quedes solo; tu mejor compañía está en Radio Centella y… ¡Kiss me!”

Todo el cuarto oscuro, el vecino de al lado acaba de apagar su luz; sólo las manecillas del reloj y mi rosario fosforescentes se pueden ver. Es extraño, pero no tengo sueño… extraño a Ceci…cómo quisiera tirar con ella ahorita.

“En una noche solitaria, el recuerdo de la persona que amas siempre estará presente…Quince minutos y nos acercamos a la una de la madrugada. Y ahora a pedido de un oyente, vamos con “Si tú te vas”, con Enrique Iglesias…”

¡Qué chévere!, definitivamente hay gente con muy buenos gustos; esa es música, la que gusta a Cecilia… ¿Qué será de ella?; ojalá no haya viajado a Lima con el porquería de su marido… ¡cómo me excito pensando en ella…¡Qué rico culo…Qué tremendas tetas, por Dios!; puta mare…¡Es un ángel esa cojuda…!

“Este tema fue con afecto para una linda chica que está en la sintonía de la radio; nos referimos a Cecilia…un beso para ella…”

¿Para Cecilia…? qué pendeja coincidencia…

“No…no es coincidencia…se lo dedicas tú con el afecto de siempre…”

- ¡QUÉ PASA AQUÍ!... ¡QUÉ CHISTE DE MAL GUSTO ES ESTE…!

“Ningún chiste Enrique, éste programa es para tu deleite. Y ahora en Radio Centella una…”

- ¡LA LUZ…!... ¡TENGO QUE PRENDER LA LUZ…!”
-
“¡Tú no vas a ninguna parte…!”

- ¡SUÉLTAME!... ¡NOOO…!....¡¡AGHHHHHH….!!

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DIARIO CRONICAS
PATITA SE DA VUELTA POR JERMITA
Enrique Alvarado (17), decidió quitarse la vida en horas de la madrugada debido al rompimiento de la relación que mantuviese hasta hace una semana con Cecilia Reátegui (19). El hecho se registró en la habitación Nº 05 de la quinta del señor Guimaraes, en calle Las Castañuelas, en el distrito de Punchana. El mencionado joven cogió el cordón de una radio cassette y se lo enrolló alrededor del cuello, tirando del mismo. Ya son 20 casos similares de suicidios pasionales en nuestra ciudad.



“Aquí en Radio Centella y….KISS ME…”

FIESTA AMAZÓNICA

Para bien o para mal, Iquitos está desde hace algún tiempo en boca de todos; se ven los reportajes sobre mi querida ciudad en los diferentes medios de comunicación, desde los escandalosos partidos de fulbito gay, pasando por los certámenes de belleza en coloridas discotecas de ambiente, hasta el reciente reportaje de PANORAMA sobre el popular grupo EXPLOSIÓN, con los testimonios de los “musicólogos” como los llama el dueño de esta agrupación, pasando por los asistentes a estos conciertos, botella de cerveza en mano, tirando el contenido eufóricamente a diestra y siniestra, cual romana bacanal, mientras sudorosas bailarinas contornean sus voluptuosas figuras ante el “respetable”. Ese es el ambiente festivo de un gran sector de la ciudad, creo que de cualquier ciudad de nuestra amazonía, pero… ¿Dónde quedamos nosotros? ¿Dónde estamos los que, por higiene mental decidimos no escuchar fervorosamente las “culebríticas” “los arbolitos” “perreos chacaloneros” “embrujos” y otros mejunjes musicales? ¿En qué parte de estos reportajes estamos los que, guitarra en mano, hacemos poesía musicalizada, sentimiento de nota disonante, sin descuidar el Do Mayor? Si bien, por economía no nos bañamos literalmente en cerveza, bebemos nuestros traguitos de maracuyá como para afinar la garganta, entrando voluntariamente al dulce sopor que nos provee la bebida, sin llegar a la vulgar borrachera, pues, tanto la lucidez como el comentario oportuno, son requisitos indispensables para trovar en una deliciosa noche de vihuelas, tertulia y, repito, algo de licor. Indudablemente, para aquellos que precisen de unos cigarrillos, bien por ellos y sus respectivos sistemas respiratorios.

No estoy en contra de estos grupos ni de este tipo de música, si bien es cierto alguien tiene que hacer el trabajo sucio, ¿quién no ha bailado alegremente un fin de semana un temita tropical, ya sea en un quinceaños, matrimonio o cuanto evento organiza la junta vecinal, la municipalidad o el partido político al cual uno pertenece? Desde luego que todos, y es que, al fin y al cabo, la cumbia es nuestra por ascendencia histórica; desde el mustio yaraví incaico, pasando por el festivo huayno hasta convertirse en cumbia o la reconocida chicha, que lanzara a la popularidad a grupos como “Néctar” “Grupo 5” “Armonía 10” “Los Karibeños” y “Explosión”. No la consideramos música de nuestra predilección, es cierto, pero no caemos en el craso error de despotricar a quienes la escuchan y tienen en el cuarto sus coloridos postres del desaparecido Jhonny Orozco o la regordeta figura de Ofelia Chávez al lado de la delgada figura de Bettina Alván, más aún el afiche auspiciado por una emisora local con aquellas forzadas sonrisas de los muchachos de “Los Karibeños” y la de mi gran amigo Esaul Suarez, ex compañero de la Escuela de Música. No, además, por formación política no podríamos estar en contra del pueblo. Pero Iquitos, señores, es más que eso, y por ahí va nuestra disconformidad.

La imagen de la Amazonía ha mejorado sustancialmente más allá de sus fronteras; antes, gracias a las instituciones encargadas de vender dicha imagen, se creía que Iquitos era una gran jungla, con fieras salvajes recorriendo la ciudad, con sus habitantes viviendo en palafitos o en casas construidas en la copa de los árboles, con Tarzán como autoridad edil y Chita encargada de las actividades culturales en un primitivo INC. Me consta porque el tiempo que viví en Trujillo no faltaba un infeliz con descabelladas preguntas:

¿cómo viven en Iquitos, ah?
¿Andan en canoa?
¿No les tienes miedo a las serpientes?
¿Has probado la coca-cola?

Los tiempos han cambiado; la tecnología y la globalización han aportado con nuevos medios de comunicación en el manejo amplio y fluido de la información, lo que permite que el ciudadano común y silvestre pueda acceder, en tiempo real, a todo aquello cuya curiosidad mata.

Ahora que tengo en mente volver después de cinco años, fácil ya no escucho preguntas infelices sobre la selva y del alcalde de mi ciudad que, claro está, supe sortear en su momento con veracidad, inteligencia y con fuertes dosis de ironía. Para el descontento de la población nacional, déjenme decirles, que nuestro burgomaestre no es Tarzán, aunque algunas decisiones tomadas nos recuerdan a Chita.
A lo mejor me pregunten en esta oportunidad:

¿Te vas a bailar a las fiestas de Explosión?
¿Y las bailarinas te las levantas fácil, verdad?
¿Oe, debes ser un juerguerazo, no?
¿Y tú no juegas en el fulbito gay?

Una pregunta más de esas y me vuelvo travesti.


 

domingo, 29 de julio de 2007

EXPOSICION VIRTUAL

QUIERO APROVECHAR ESTE ESPACIO PARA EXPONER MIS TRABAJO EN FOTOSHOP... NO SOY UN TROME PERO... HAGO LO QUE PUEDO. DISFRUTENLO.

AQUI UNOS CON LOS CUADROS DE CHRISTIAN BENDAYAN...

Y OTROS...

Y ESPERO QUE PRONTO... MUCHOS...

MAS INFORMACION:


ALLINSON DEBORAH...

LAS AMAZONAS...
LAS GORDITAS


LAS EXPLOSIVAS

EL OKKY...EL PAPI DEL REGGUETON
EL PUTIOTRA
EL ULTIMO SAMURAI
LA HISTORIA DEL ESPADACHIN


MALOKO EN BELEN

MIGUELINA
LA MONAMISIA

viernes, 27 de julio de 2007

¿Los pitufos ocultan propaganda comunista?


1.- Los pitufos viven en el bosque, en una aldea con casas de hongo donde todos todos los recursos son compartidos entre todos por igual y no existe el dinero (o sea, es una economía cerrada). Los pitufos rehusan una ideología de libre mercado, con su codicia y eniquidades, y lo colectivo es más valorado e importante que lo individual. Si la presa pitufa se rompe, la reparan entre todos.
 2.- Los pitufos se refieren entre sí con el término "pitufo": Pitufo Filósofo, Pitufo Fortachón, Pitufo Bromista, etc... muy similar al termino "camarada" que usan los comunistas. Y de hecho, aunque hay unos pitufos que son de mayor utilidad a su sociedad (Genio, Granjero, Minero, Papá Pitufo, etc) y otros que aportan poco y nada (Gruñón, Perezoso, Tontín, Pitufina, etc) no hay sensación de que un pitufo se sienta más importante que otro a causa de su labor o nivel de habilidad.
  
3.- Todos los pitufos (o casi todos) se visten igual: pantalón blanco y gorra blanca, algo muy similar al traje Mao usado en la China Maoista. El único pitufo que escapa de esta regla es el líder de la aldea: Papá Pitufo, quien viste pantalones y gorra rojos, el color por excelencia del comunismo.
4.- Si bien hay pitufos que representan distintos oficios (Genio, Granjero, Minero, Cocinero, etc) se escapa un pequeño detalle... no hay un Pitufo Sacerdote. La sociedad de los pitufos es atea, al más puro estilo del Marxismo. Solamente existen las "verdaderas" fuerzas de la naturaleza, las cuales son representadas por Madre Naturaleza y Padre Tiempo, quienes son vistos por los pitufos como amigos, no como deidades.
5.- Papá Pitufo tiene una abundante barba, la que recuerda mucho a Karl Marx, inventor del marxismo. Y ni hablar de sus ropas rojas ni de su capacidad de liderazgo, similar a la de Lenin.

6.- Pitufo Fortachón (el de los tatuajes en el brazo) representa al soldado/obrero marxista ideal: es capaz de dar la vida por su pueblo, siempre anda amenazando a los que desobedecen a Papá Pitufo, y mantiene a raya a los que tratan de pensar por su cuenta. Cuando Fortachón realiza una labor que le encomienda Papá Pitufo, lo hace lealmente, sin cuestionarse las consecuencias.
7.- Pitufo Genio (el de los pantalones con tirantes y el lápiz en la oreja) representa al típico trabajador del proletariado marxista: Es constructor, inventor e ingeniero, y recibe la misma cantidad de crédito que cualquier otro pitufo, sin que él se queje.
8.- Pitufo Filósofo (el de los anteojos) pareciera ser un personaje inspirado en Leon Trotsky: es el único pitufo que cuestiona lo que hacen sus camaradas (tal como Trotsky cuestionaba al comunismo que él ayudó a instaurar), siempre busca estar a la altura de Papá Pitufo (tal como Trotsky siempre buscó estar a la altura de Lenin), tiene una tendencia megalomaníaca a obedecerse a sí mismo (tal como Trotsky) y en muchos episodios era arrojado fuera de la aldea cuando decía una cosa desatinada (tal como Trotsky fue exiliado de la URSS y asesinado en México)
9.- Gargamel (el principal villano de esta historia) representa al capitalismo: es tacaño y mezquino con su gato Azrael (y más tarde, con su aprendiz Escrúpulos). Siempre tiene dos obsesiones: comerse a los Pitufos (tal como el capitalismo siempre ha querido devorar al comunismo), o bien convertir estas criaturitas en oro (lo que siempre ha buscado la sociedad capitalista: buscar la gratificación y bienestar personal por sobre la colectiva). Azrael representa al obrero capitalista: siempre arriesga la vida por su amo y no tiene posesiones en la casa donde vive con Gargamel.
10.- Los Pequeños Pitufos (Tristón, Travieso, Natural y más tarde, Sasette) representan a la juventud soviética que se vio influenciada por la Glasnost y la Perestroika: ellos se visten con ropas diferentes y son más activos y alegres que sus mayores.
PD: Debido a estas especulaciones, hay gente angloparlante que, a modo de broma, asegura que la palabra "smurf" (Pitufo, en inglés) es el acrónimo de "Socialist Men Under Red Father" (Hombres socialistas bajo un padre rojo)